miércoles, 10 de junio de 2009

Adán vive en la zona 5


Fui a dejar a Doña Mary a su casa. Era un lunes por la tarde y hacía calor. En la treinta y cinco avenida de la zona cinco, cerca de la veinte calle, de entre los talleres de mecánica llenos de grasa, evadiendo también al zapatero que luchaba contra el pegamento y su olor penetrante, salió un hombre desnudo. Era un tipo viejo, blanco, delgado, con barba. Doña Mary en vez de asombrarse lo vio y me dijo: ese señor siempre anda desnudo porque está loco. Anda diciendo que es un ángel y que Dios le llevó consigo y por eso ya no usa ropa. La gente lo veía como si nada. Y él caminaba hacia el sector más transitado. Doña Mary se bajó del carro y entró a su casa, mientras el tipo desnudo pasaba entre el auto y su puerta, ambos sin verse ni un instante. Me fui de allí cuando Doña Mary cerró su puerta.

Días más tarde, me encontré a Doña Mary y le pregunté por el tipo desnudo. Ella me contó que habían llamado a la policía, como las otras veces, y que había llegado una patrulla. Los policías le pusieron una camisa y un pantalón. La camisa, se la amarron al cuerpo con unos lazos. El pantalón se lo pusieron al revés para que no pudiera quitárselo. Pero el tipo al rato, andaba otra vez desnudo. Entró la noche y siguió así. Hasta que lo apedrearon. Se supone que fue alguien asustado por encontrárselo en medio de la oscuridad. O simplemente fueron ganas de joder. Lo cierto es, que en este edén de calles con casas pintadas de colores pastel, al borde del barranco donde nace el primer gran asentamiento de la ciudad, un tipo cree que ese es su paraíso. Donde se pasea desnudo, a los ojos de su Dios.

2 comentarios:

  1. con estos calores... el pobre hombre merece andar desnudo por la vida.. asi sea por obra y gracia de dios.*

    besosdulces*

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  2. Interesantes anectodas de la zona 5.

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diga, sin pena.