viernes, 6 de febrero de 2009

Alz

Noche con noche, la luz del poste parece flotar en el aire. Ambienta el lugar de una textura naranja que logra traspasar las hojas de los árboles que defiendo en mi casa, los que todos quieren talar.

El patio, herencia de mi abuelo que tanto defendió “es para que jueguen mis nietos”, es ahora cinco metros cuadrados que nos separan de la civilización. En el patio el tiempo no ha pasado. El Wolkswagen averiado de mi padre, parqueado desde hace 20 años en el mismo lugar, un monumento inamovible de su terquedad. Los lazos para secar la ropa al sol, casi tan viejos que con una mirada podrían romperse. Una sercha solitaria se columpia en uno de ellos, al compás del viento que silva entre hojas, mientas esa brisa empapa la torta de cemento donde tantas veces nos peleamos y jugamos con mis hermanos.

Si algo rescato de la zona cinco es que aún hay silencio por las noches. Es como vivir en una pequeñísima ciudad dentro de la ciudad mientras nosotros, en la ferrocarrilera y en tu caso la Monja, vivimos en los suburbios de esa ciudad minúscula e imaginaria.

Pasa el tiempo y la nostalgia siempre no obliga a regresar a esa época que no necesariamente es feliz, pero que nos enseñó el mundo, esa niñez tan guatemalteca, tan simple y tortuosa, similar a la de nuestros padres y abuelos de forma fractal. Pero todos los climas y fiesta se viven mejor ahí, no será para menos, por obvios motivos, el 1 de noviembre es de los mejores días. El cementerio Los cipreses convoca a tanta gente... pero bueno vos sabés mejor de eso, vivís a media cuadra de él.

Espero estés bien, el hecho de no saber que sucede en tu vida solo responde a ciertas circunstancias.

A) se te olvidó que tenías que escribir, o se te olvidó escribir. Esto gracias al Alzheimer que tortura a la gente de nuestras edades.

B) Que dado el tipo de trabajo que tenés la perseguidora te ha obligado a temer de todo e incluso de escribir y por ello no tenés forma de comunicarte.

C) Que ya no te interese publicar tus memorias como habíamos acordado que se utilizaría este espacio.

Bueno sin más que agregar me suscribo con la esperanza de ver que nuevas ocurrencias acontecen en tu vida de servidor público. Recordá, escribir distrae es un ejercicio catártico y más del algún morboso pasará pro aquí para leer que pasa con la Marafive.

2 comentarios:

  1. Me gusto mucho lo que escribiste, sobre todo en un lugar que es tan cotidiano y al que se no se le da mucha importancia, te quiero mucho.

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  2. me parece un texto genial. es decir, haberme callado dio pie a que te lucieras. a veces, lo que conviene es el silencio. ya lo explicaré. abrazo.

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diga, sin pena.