domingo, 15 de febrero de 2009

Dopaje

El otro día me llamaron por teléfono. Me contaron que un miembro del Ministerio Público había sido asesinado. De inmediato encendí el televisor y puse las noticias. Tuve que mirar ochenta comerciales de detergentes para poder enterarme de que al muerto, le dispararon en la zona 5. Fui hacia la estufa de gas y encendí la llave. Tomé los fósforos y encendí uno. Lo coloqué junto a la hornilla y de inmediato la llama azul apareció. Puse a hervir agua en una olla de peltre. Cuando las burbujas de la ebullición comenzaron, tomé el agua y la serví en una taza. Me senté en la mesa, escuchando la voz que sale del televisor, narrando más crímenes. Agregué dos cucharaditas de café descafeinado (detesto esa porquería, es como pedir una cerveza sin alcohol) y empecé a recordar. Los campeonatos que hacían en la Ferrocarrilera. Eran olimpiadas o algo así. Yo debo haber tenido unos siete años, cuando mi tío me llevó a participar, por supuesto en contra de mi voluntad. Mi madre me puso la pantaloneta más pequeña que encontró, creo que para que me viera más gordo todavía. Y luego me dio unas palmaditas en la espalda y me mandó al matadero. Me inscribieron en la carrera de los veinte metros planos. O intentaban ser planos, porque la cuarenta y dos avenida deja mucho que desear todavía. Me pusieron en el carril seis. Mi tío me decía una y otra vez: "lo importante es competir". Joder, si sabía que no era atleta, ¿por qué la insistencia? Sonó el disparo y comencé a correr. Mis piernas pequeñas y gordas no daban para más. Llegué de último por supuesto. Todos se abrazaban, yo estaba contento de que aquella tortura hubiera terminado. Lo importante es competir, decía mi tío. Creo que al final, se lo decía a él mismo. Más que a mí. Mientras tanto, regreso a mi actual circunstancia: bebiendo café descafeinado. La televisión encendida con las noticias que procuro jamás ver y un colega muerto. En estas circunstancias, creo que empiezo a extrañar la maldita pantaloneta blanca que jamás me quedó. Demonios. Tengo que tomarme mi pastilla.

3 comentarios:

  1. Si... aveces es mejor regresar a esos instantes fatales de la niñez... resultana más sanos.

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  2. vos nada que ver tu publicacion empezas a hablar de una cosa con malas palabras y tu relato no tiene sentido.... mula!!!!!

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  3. Gracias por su comentario Anónimo, es muy muy muy importante para este blog.

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diga, sin pena.